lunes, 5 de septiembre de 2011

transitos

 


Sentado en ante el oleo espero. Una marina oscura. En primer plano las rocas en las que el mar escarba buscando nubes, a la derecha, un poco mas alejada, una casa negra sin ventanas, al fondo un horizonte bravo sin barco. Yo, que soy el hombre mas feliz del universo, me levanto y estiro un poco la colcha. Parece que despierta. Una mirada que interroga. - Papá soy yo, respondo. Cierra de nuevo los ojos. Entre las rocas una oscuridad. Un desgarron en el lienzo, un siete hacia adentro que asoma una espiral de papel pintado que el tiempo y los traslados han dulcificado. Me siento ante la ventana y ante el suspiro me apoyo en el marco. Siempre crei que las cenizas al caer sonarian a Tony Bennett, pero la conjuncion de vaso, pavesa y piso es la Pantonal de Guinjoan. La sorpesa en mi rostro. En el patio esta pariendo la gata. Las lagrimas y las cagadas de las moscas en la moldura humedecen mi sonrisa sin urogallo.

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