domingo, 11 de septiembre de 2011

un porton, una llave

 


Una patada en los huevos es la pieza de cuerda que llevo encima. Mis pasos resuenan en el empedrado de la calle peatonal que conduce al teatro de la opera de Viena, alla donde un pie de invierno sujetaba un cuerpo que leia, o era en Schonbrunn? Compro la entrada y me sumerjo. Empujo la puerta de madera tallada que pesa abriendo luz donde las sombras, el encadenado se gira con la suplica en los ojos y el llanto en las venas. No recuerdo que me hizo dar media vuelta y cerrar con llave. La llave que en el bolsillo acompaña desde entonces mi entrepierna, la que acaricio por las noches tal y como lo hice con sus mejillas tiernas. Te deje escapar y me encerraste, se muere muchas veces, hay luna sin estrellas.

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